Estaba comiendo y mirando la tele tan ricamente cuando de pronto ¡Zas! Me veo a Berlusconi con la jeta hinchada y manchada de ketchup. Bueno no, que me entero más tarde que es sangre porque le han saltado dos dientes, puesto la nariz como un pimiento morrón y no se que más le ha pasado, y todo debido a un solemne hostión que le ha propinado uno, que dicen está gagá.
Que bien eso de que te digan que estás perturbado y te hinches a dar cocotazos a todo Dios. ¡Qué suerte tienen algunos!
Silvio no es santo de mi devoción. Lo siento Berlu, pero desde que te vi en una villa rodeado de miniprostitutas (minis por la edad, no por la estatura-obvio-) tu imagen que ya pensaba que eras lo peor se vio aún más perjudicada.
¿Que es eso de ir semi en pelotas y con el ciruelo tieso, y soltando babas a jovencitas de diecipocos años? No, no,...Berlu malo, malo. Y aquí es cuando se me tiene que imaginar dándole a Berlusconi con un periódico en su hocico.
Que fácil sería si a la gente se le educara como a los perros ¿verdad?
Berlu, desde Spain te deseo que debido a este contratiempo que te impedirá ir a Copenhague para lo del cambio climático (que seguro te la trae al pairo) te zurzan, y que de camino aproveches ya que te han dejado la cara como un mamarracho para que te hagas otro estiramiento de cara.
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